Querido Padre es tan duro pensarte y saber que en esta vida terrenal no volveremos a verte ni escuchar tu voz. Fue tan difícil entrar a tu dormitorio y ver que tu aliento se había esfumado solo Dios sabe lo que sentimos en nuestros corazones y aunque sabíamos y pediamos al cielo que cesara tu agonía manteníamos la esperanza de un milagro. Ya sabemos que no sufres que tu dolor acabó y mantenemos la esperanza de volver a verte y abrazarte en el cielo. Hoy solo guardamos los bellos recuerdos y los gratos momentos compartidos. Siempre viviras en nuestros corazones y estamos orgullosas de tu ejemplo y tu carácter y del gran hombre, esposo, amigo y estupendo padre.
Gracias por tus consejos y sobretodo por enseñarnos que sobre todas las cosas se debe amar a Dios.
Vuela alto papito tu esposa, tus hijas, nietos y nietas, hermanos y hermanas todos lo que te amábamos sentimos tu partida y te despedimos con honores.
El cáncer venció tu cuerpo pero no tu alma.
De en paz valiente guerrero de Dios.
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